viernes, 16 de enero de 2009

Ya estoy en casa...

Recuerdo perfectamente la llegada al aeropuerto internacional de New Delhi. Después de dejar atrás el Boeing de KLM (nuestra compañía aerea), con una capacidad de unas 400 personas, gigantesco avión y recoger las mochilas nos encaminamos hacia la puerta de salida. Era de noche y tras cruzar la puerta los nervios se hicieron presa de mi al contemplar la cantidad de indios que se agolpaban detrás de las vayas, gritando, agitando sus manos y cutres carteles de cartón con nombres de turistas. Qué desorden, qué caos pensé, ignorando qué eso iba a ser el principio de todo y que todo iba a ser así hasta mi partida a España. Deseé hacer algunas fotos pero no era plan ponerme a fotografiar a la gente, además debíamos encontrar nuestro propio cartel. Enseguida lo localizamos. Un gracioso indio bajito y con bigote muy moreno. Nos presentamos y después de dar varias vueltas por los alrededores del aeropuerto tras él, parece que buscando el taxi, por fin nos sentamos donde pudimos, a esperar el vehículo que nos llevaría al Hotel Namaskar. En esos momentos me venían mil olores diferentes, a curry, a incienso, a humo, contaminación, hacía frio y mis ojos no querían perderse nada así que corrían de una lado para otro mirando a la gente, los taxis, la policía... por fin fueron llegando nuestros taxis. Nos subimos y me dije a mi misma bueno, empieza la aventura... ya estoy aquí... pensando en dejarme llevar y disfrutar del panorama tan estrambótico que se iba presentado ante mi cada segundo. La llegada al hotel fue brutal. Me esperaba un agradable hotel indio ya que era recomendado por una de las mejores guias para viajeros, la lonely planet pero cual fue mi sorpresa sólo con ver dónde se encontraba. En la vieja Delhi, detrás de una de las calles del bazar main que al día siguiente descubriría con la luz del sol y después de atravesar una calle estrecha donde había gente caléntandose en pleno fuego en la calle y perros ladrando en una noche que hubiese asustado a cualquiera.
Fue muy difícil conciliar el sueño, había demasiados ruidos extraños para mi. Pero tenía que dormir, descansar, el viaje había sido muy largo y estaba agotada.
Me desperté muy temprano sobre las cinco de la mañana, me despertaron unos cantos o algo que así parecía, pero volví a dormirme. Cuando nos levantamos lo primero que debiamos hacer era buscar otro hotel, no fui capaz ni de ducharme en la habitación...
Desayunamos en la azotea de otro hotel (Double R) donde realizé unas fotos y nos adentramos a visitar la ciudad y sus bazares.













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